Hoy en día el discurso sobre el fortalecimiento de la participación ciudadana se ha hecho transversal en la política. Entendiendo por participación ciudadana, “el involucramiento activo de los ciudadanos y las ciudadanas en aquellos procesos de toma de decisiones públicas que tienen repercusión en sus vidas”(Ministerio de Desarrollo Social). En la actualidad no hay político ni candidato que declare públicamente no estar a favor de la participación ciudadana, sin embargo, la manera de implementar esta participación varía significativamente entre sectores políticos, y por sobre todo entre generaciones de políticos.
Y es que la política históricamente ha tenido un carácter vertical en donde los ganadores de cargos de elección popular no se transforman en nuestros representantes sino que se convierten en “Autoridades”. Dicha investidura conlleva tal lógica jerárquica que convierte instantáneamente a los ciudadanos y electores no en sujetos con derecho a opinar y decidir, sino más más bien en sujetos con “derecho” a escuchar y ser informados. Esa es la lógica que ha prevalecido por décadas, y que ha sido reforzada por la ley 20.285 sobre el Acceso a la Información (Transparencia), y la ley 20.500 de Participación Ciudadana.
Si bien la ley de Participación Ciudadana avanza en el reconocimiento, creación y fortalecimiento de organizaciones de la sociedad civil, no entrega a éstas injerencia real sobre la Gestión Pública. Dicha ley en nivel local sólo crea un órgano consultivo, El Consejo Comunal de Organizaciones de la Sociedad Civil (COSOC), al que el Municipio le “rinde cuenta”, pero en ningún caso le otorga poder ni influencia sobre la toma de decisiones de la Administración Municipal.
La escasa participación ciudadana es un problema social y cultural, al chileno se le olvidó cómo ser ciudadano (el chileno joven nunca aprendió a ser ciudadano), y ya no se involucra en el proceso, se sienta y exige, grita, reclama, y sólo en excepciones participa. Este es el mayor éxito del modelo neoliberal, el cual no sólo ha permeado en todos los ámbitos del mundo privado, también ha calado en lo más profundo del mundo público. Hoy, el chileno sólo sabe ser consumidor y peor aún, consumidor en un mercado que lo perjudica, que se colude, por ello se acostumbró a relacionarse con servicios al cliente y call centers, y a exigir lo justo.
Los políticos obviamente han alimentado durante años la falta de participación ciudadana y el “éxito” del modelo neoliberal, a través de un sistema público asistencialista donde el foco está en regalar la canasta de alimentos y entradas a eventos. Las personas se relacionan con el mundo público tal como lo hacen con el mundo privado, como si estuvieran una vez más haciendo un intercambio de bienes y/o servicios. Los chilenos ya no se involucran como actores relevantes, en general se dirigen al Municipio o cualquier órgano del Estado para exigir soluciones y no para ser parte del proceso de búsqueda de soluciones. Son pocas las excepciones que se pueden observar en la sociedad civil de grupos de ciudadanos que se organizan en la búsqueda de soluciones, entre ellas están los Comités de Vivienda, y en el caso particular de La Reina, los Comités de Seguridad.
Mi participación en el Consejo Comunal de Seguridad Pública (CCSP) me ha permitido ser testigo de esto último, vecinos y vecinas involucrados, que si bien exigen soluciones al Municipio, se organizan, trabajan, están comprometidos y son protagonistas del proceso de mejorar la seguridad comunal. Hoy la Municipalidad de La Reina y su CCSP vive el proceso de diseño de su Plan de Seguridad Pública, el cual por directrices debe considerar la participación ciudadana. El proceso de incorporación de la comunidad ha sido difícil, a la administración le ha costado involucrar a los vecinos, probablemente por deformación profesional de los equipos y exceso de tecnicismo.
En mi afán personal de fortalecer la participación ciudadana decidí compartir el anteproyecto con la comunidad, que lo revisarán e hicieran sus apreciaciones. Eso, para mi sorpresa, me significó críticas transversales no en un sector político, sino en una generación de políticos. Compartir el plan con los actores más relevantes de la comunidad en materias de seguridad me ha significado críticas de la presidenta de Unión Comunal, y de casi todas las Concejalas Reelectas, incluidas las de “izquierda”. Cómo es posible que en 2017 aún consideremos algo negativo el acceso a información. Para mí el Acceso a la Información es el desde, el punto de partida de cualquier proceso de Fortalecimiento de la Participación Ciudadana, no hay involucramiento sin información oportuna, fundamental para la toma de decisiones.
Es ahí donde creo se vislumbra uno de los desafíos más importantes para las nuevas generaciones de políticos, en el Fortalecimiento de la Participación Ciudadana, pero a través del Fortalecimiento del Involucramiento en los Procesos, el Acceso a Información Oportuna, y la Influencia Real de la Ciudadanía sobre la Toma de Decisiones, y por sobre todo desde el inicio de los procesos, con ciudadanos participando desde el diseño de las políticas públicas hasta la implementación de éstas. Para ello el único camino posible es avanzar hacia instancias de participación ciudadana vinculante, y un Consejo Comunal de Organizaciones de la Sociedad Civil con atribuciones resolutivas. Pensar que los ciudadanos se manifiestan una vez cada 4 años desde mi punto de vista es algo absolutamente obsoleto en cualquier democracia moderna.